Aprender a decir NO

El querer cooperar con los demás, estar dispuesto siempre a echar una mano, dar sin esperar a recibir… no es algo negativo, más bien al contrario algo encomiable en una sociedad que nos inculca el individualismo, pero cuando una predisposición natural a complacer se convierte en una obligación tienes que plantearte si tú también estás afectado por el Síndrome del Complaciente.

Tal vez incluso ya hayas comenzado a lamentarte de que los demás parecen abusar de tu buena fe y eso te haya llevado a darte cuenta de tal vez has comenzado a atraer este tipo de situaciones a tu vida.

Tranquilo, no hay problema, esto tiene solución, necesitas modificar tu punto de vista sobre el amor y en LiberaciónEmocional vamos a ayudarte.

El Síndrome del Complaciente surge de la creencia errónea de que la gente responderá a tu forma agradable de ser con amor y afecto.

Según la psicóloga y experta en EFT Gabriella Kortsch: “La complacencia es antitética a ser proactivo. En otras palabras, cuando eres complaciente, no sales a buscar soluciones o nuevas maneras de hacer las cosas porque estás anclado en esa creencia de que no hay soluciones u otras maneras de hacer las cosas que de la manera en que siempre las has hecho”.

Y esto incluye el pensar que tú siempre tienes que decir que Sí, que siempre tienes que hacer las cosas o que debes aceptar lo que los demás dicen por no defraudarles, o incluso que tienes la obligación de solucionar los problemas a todo el mundo olvidando que cada cual elige en todo momento cómo afrontar lo que la vida le depara y si siempre le solucionas la vida le impides el aprendizaje y crecimiento que acompaña al error.

No hay nada malo, en ser complaciente por naturaleza, pero qué ocurre cuando esa cualidad tuya te agota, te estresa o te abruma.

¿Sufro yo del síndrome?

La terapeuta June Blunk, que se autodefine como “excomplaciente en proceso de rehabilitación”, asegura que tienes el síndrome del complaciente si:

  • Tu filosofía y razón de ser a diario se anticipa a las necesidades y deseos de los demás, sin pensar en ti.
  • Valoras los pensamientos y sentimientos de los demás y desechas los tuyos hasta el punto de ser autodestructivo.

¿Y cuáles son los síntomas más comunes?

  1. Permito que los demás influyan en mis actos por miedo al rechazo
  2. Siempre estoy tratando de suavizar las situaciones, mediar en discusiones… si evito una disputa, evito sentir.
  3. Tengo la necesidad perentoria de caer bien siempre y a todo el mundo. Me siento culpable cuando no es así y me enfoco en mis imperfecciones

En su libro “La enfermedad de complacer a los demás”, la doctora Harriet B. Braiker asegura que este síndrome ancla sus raíces, como casi todos, en la infancia y estaría relacionado con la baja autoestima. Con muchas dosis de razón, la doctora Braiker afirma que “desafortunadamente, aunque trates de ser agradable con los demás, no eres agradable contigo mismo porque estas siendo sitiado por tus pensamientos intoxicados”.

Es de vital importancia que te respetes a ti mismo, a tus ideas, a tus necesidades, a tus deseos… como respetas los de los demás.

¿Sabes el desgaste energético que supone para tu sistema el sentirse responsable de la felicidad de todos los que te rodean? Esto nada tiene que ver con ser cariñoso con las personas a las que aprecias, ser generoso o estar encantado en poder hacer algo por el prójimo.

Aunque tu problema se ciña exclusivamente al ámbito laboral, los orígenes de tu incapacidad de decir NO también pueden tener sus anclas en la infancia. A partir de los 18 meses y hasta los tres años, los niños entran en la fase del negativismo. Durante este tiempo responden con el ‘No’ a muchas peticiones, parece que disfrutan rechazando las sugerencias de sus mayores. Los bebés, negándose por sistema a todo lo que sus padres les piden reivindican su individualidad. Si tuviste unos padres muy severos que en aquella etapa te reprendieron siempre que te negabas, puedes haber desarrollado un respecto excesivo a la autoridad, sin cuestionar si lo que te dicen tiene o no proporcionalidad.

Decir que ‘No’, para decir que ‘Sí

El terapeuta Bennie Naude da en el clavo en su artículo Why you have to say ‘NO’ to say ‘YES’:

  • Si tienes sobrepeso, diciendo ‘No’ a una ración doble, estás diciendo ‘Sí’ a adelgazar.
  • Si tus amistades o tu relación de pareja ya no te hace feliz, diciendo ‘No’, estás diciendo ‘Sí’ a nuevas y estimulantes posibilidades.
  • Al decir que ‘No’ a una fiesta a la que no quieres ir, estás diciendo ‘Sí’ a ti mismo, a tus preferencias, a tus deseos.
  • Decir que ‘No’ a tu hijo cuando te pide que le hagas los deberes, es decir ‘Sí’ a que conozca el valor del esfuerzo y a que gane responsabilidad.
  • Decir que ‘No’ a un familiar que te pide hipotecar tu casa para avalar su negocio, es decir ‘Sí’ a tu intuición y, a defender lo que es tuyo.
  • Decir que ‘No’ a un jefe o a un compañero que siempre está traspasando tus límites, es decir que ‘Sí’ a un mayor respeto por ti mismo.

¿Comenzamos?

Si te reconoces en algunos de estos episodios puedes comenzar por un pequeño reto. Durante la próxima semana puedes hacerte más consciente de las veces que dices SÍ cuando quieres decir NO.

Sigue por cambiar el uso de los verbos modales: ‘Debería’, ‘tengo que’, por ‘me gustaría’, ‘quiero’.

Reconoce tu debilidad o tu problema, como quieras llamarle, no lo camufles diciendo que así ayudas a los demás. Si decir siempre que SÍ te está generando estrés no es una virtud. Sé consciente de que para superarlo tienes que superar tus propias barreras.

En tercer lugar comienza a hacer tapping de forma genérica sobre el asunto principal:

“Aunque me cuesta decir que NO, me acepto completa y profundamente”

A medida de que las ideas, situaciones o emociones vengan a tu mente, modifica la frase del tapping para hacerla más precisa y eficaz.

Un consejo más, cuando estés sintonizado con tus verdaderos deseos, decir que NO te será más sencillo, cuando lo hagas, sé amable, claro y directo. Si deseas ofrecer alguna explicación, está bien, pero que sea corta y simple. Es una explicación y no una justificación. Practícalo y observarás como cada vez va siendo más fácil.

¿Qué te puedes equivocar?, claro que sí. Como en todo aprendizaje y como todo el mundo, incluso aquellos a quienes tú ves perfectos se equivocan. No pasa nada, seguro que la siguiente vez lo haces mejor. Pero seguro que eres mucho más prudente de lo que ahora mismo te imaginas al decir NO.

En resumen:

  1. Durante una semana sé consciente de las veces que dices ‘Si’ cuando quieres decir ‘No’. Anótalas
  2. Cambia el uso de los verbos: ‘Debería’, ‘tengo que’, por ‘me gustaría’, ‘quiero’
  3. Reconoce que es un problema y no una virtud
  4. Haz tapping genérico hasta que surjan aspectos al menos 10 minutos al día

Algunos tips

Cuando vayas a decir ‘Sí’ pero quieres decir ‘No’, tómate un tiempo antes de responder. Por un lado eso te ayudar a sintonizarte y por otro a tu interlocutor le estarás indicando que tienes dudas y que no respondes que ‘Sí’ inmediatamente, como hasta entonces. En algunos casos ese gesto puede incluso desactivar su petición.

Cuando digas ‘No’, ayúdate del lenguaje no verbal: mantén tu voz firme, mira a los ojos de la persona, cuando digas que ‘No’ con tu voz, niégalo también con la cabeza (reafirmas tu decisión).

Si aprecias a la persona a quien le dices ‘No’, puedes añadir una frase comprensiva. “Ya sé que te va a llevar más tiempo hacer tu solo el informe pero realmente no puedo faltar a mi cita con el médico”. Incluso hacer alguna sugerencia sobre otras posibles soluciones “¿tal vez puedas pedir ayuda a …?”.

Huye de la frase: “Solo te llevará unos minutos” o bien “Total, tampoco me importa hacerlo”.

Comienza a “practicar” con personas que no son de tu entorno, con las que tienes poca relación: el frutero que quiere que te lleves algo que no necesitas; un teleoperador que te llame por teléfono a deshora; una empleada que en un gran almacén te ofrece probar un perfume…


Ejemplo de ejercicio de EFT para aprender a decir NO
Si crees que en tu caso es algo que necesita liberación, pero no sabes por dónde empezar, puedes hacer unas rondas en general – lo que vamos a hacer ahora. Ten en cuenta que estos ejercicios genéricos solo sirven de ejemplo o para sacar más información de tu subconsciente. Busca las situaciones o las personas a las cuáles no puedes decir NO y busca el miedo que está detrás. Trata este miedo, o estos miedos. Lo ideal sería tratar todos los aspectos y resolver este tema en una sesión, pero si hay muchos aspectos y/o tienes poco tiempo, puedes distribuir el trabajo entre varios días, siempre terminando un aspecto (llevarlo a 0 o 1) cada vez. En esta ocasión hacemos tapping con una sola frase de preparación y cambiando de punto con cada frase.

Preparación en el punto de Kárate: “Aunque me cuesta decir que No, me acepto completa y profundamente”
Me cuesta decir que No
No quiero rechazar a nadie
No puedo decir que No
Aunque me gustaría.
¿Y si se enfadan conmigo?
A lo mejor estoy huyendo de los conflictos
A lo mejor creo que debo ayudar
Pero a veces me agota estar de servicio
¿Por qué no puedo decir que No?
¿A que tengo miedo?
Tal vez me criaron así
Es noble servir a los demás
Mis necesidades no importan tanto
A lo mejor quiero evitar que piensen mal de mí
Porque necesito reconocimiento
Necesito que me quieran
A lo mejor no creo que me puedan querer
Por lo que soy
Necesito dar y dar más
Necesito estar siempre al servicio de los demás
Para que me acepten
Pero… así no les doy la oportunidad
Para que me acepten y me quieran por lo que soy
Además podrían sentirse en deuda conmigo
Uff, qué difícil
Pero lo estoy tratando ahora.
Estoy abiert@ a conocerme mejor
Saber qué es lo que realmente quiero
Y respetar mis necesidades
Aun así puedo ayudar a los demás
Puedo ayudar si es mi elección
Elijo aprender a decir Sí a mi mism@

*Si prefieres los ejercicios en audio o vídeo, accede a la membresía. También para las sesiones grupales en directo.

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